¿eres una niña jugando a ser adulta?
La principal diferencia entre un adulto y un niño; es que el niño sigue instrucciones y el adulto, da las instrucciones.
Hoy te invito a reflexionar sobre tu vida diaria:
¿Vives siguiendo instrucciones o dando instrucciones?
Si observas con cuidado te darás cuenta de que la respuesta te lleva a una trampa, porque tanto el seguir como el dar instrucciones te puede llevar a pensar que el adulto no sigue instrucciones y que simplemente las da a otros, por ejemplo los hijos, la pareja, el personal de servicio, los empleados.
¡Pero NOOOO!
Un adulto debe ser capaz de darse auto-instrucciones y con responsabilidad seguirlas, aun cuándo no sean muy agradables.
¿Cómo? ¿Me estás diciendo que ser adulto es vivir en el desagrado? Si, en parte así lo es.
Imagina una mujer con sobrepeso que afecta su salud y ha tomado conciencia de la importancia de tener un peso saludable; ella se da la auto-instrucción de cambiar sus hábitos alimenticios y físicos; se pone la meta de bajar 15 kilos en 8 meses, asesorada por un nutriólogo.
En este ejemplo como actuaria la mujer adulta con pensamiento de niña siguiendo instrucciones del nutriólogo. De inicio la toma de conciencia la motiva a seguir el cambio, pero en momentos de celebración, de paseo por la calle, por el cine, en la salida del fin de semana, en los momentos de tristeza, a vista oculta de la autoridad, que en este caso es el nutriólogo, esa niña comerá lo que está acostumbrada a comer, a disfrutar, a sentir placer; la única diferencia es que ahora lo hará a escondidas y con culpa.
En este mismo ejemplo una mujer adulta reafirmaría su toma de conciencia para hacerla más profunda y día a día contener los impulsos de lo conocido, del placer momentáneo; tomaría decisiones que la lleven en el paso a paso no tan placentero, del cumplimiento de las auto-instrucciones para llegar a la meta que se propuso.
La única diferencia es la conciencia en el logro del objetivo.
Si ya te disté cuenta que estás actuando desde la mente de la niña, es momento de tomar el camino del adulto y responsabilizarte por tus acciones, tus decisiones y tus instrucciones.
Te comparto la frase que habita en un marco frente a mi escritorio.
¿Tomas algo para ser feliz? Sí, decisiones.