¿Por qué nunca termino lo que comienzo?

Ya estamos en el mes de noviembre, hace 11 meses inicio este 2022, y si recuerdas el 01 de enero tan lejano, recordaras en algún lugar de tu memoria que decretaste algunos propósitos para ti.

¿Cómo vas con eso?

 Yo aquí me confieso, que en algunos con resultados espectaculares y en otros muy deplorables.

Mi área de oportunidad es sin, duda desarrollar el hábito del ejercicio. Por varios años me he propuesto enfocarme en eso y hasta el mes pasado me decidí a ponerlo en acción.

 ¿Y tú? ¿Cómo vas tú?

 He pensado con la ilusión y la convicción que uno escribe sus propósitos del año nuevo, pero van pasando los días y se archivan en la lista de pendientes por hacer, no es que se nos olviden, sino que se quedan agendados en la gran, gran, gran lista de acciones a postergar.

 Yo me he cuestionado mucho si es por falta de ganas, por falta de capacidad, por falta de compromiso, o cuál es la razón por la que nos pasa a muchos esa situación. Hasta que llego la palabra cadencia a mi vida fue que comprendí lo que me sucede con mis proyectos iniciados y abandonados.

 La emoción de comenzar cualquier cosa es inmensa, y vamos con todo a pagar el año completo del gym porque ¡ahora si voy! Mentiras!!! Sólo pagamos y no vamos.

 Y así hay muchos ejemplos de proyectos iniciados, que nunca crecieron.

 Como si la gasolina para arrancar se quemara toda tan sólo al arrancar, eso es precisamente la falta de cadencia.

 Te sigo contando sobre mi apenas iniciado propósito de hacer ejercicio. Llego a la alberca a clases de natación, y me preguntan que, si hago ejercicio, contesto que no y me hacen una prueba para determinar mi nivel.

 Y comienzo a nadar con mis compañeras veteranas por cada lado y para sorpresa de todos, incluida yo, soy una veloz, muy veloz nadadora. ¡Les gane a todas!

 Claro, una vuelta porque ellas continuaron con el circuito y yo sin aire en la orilla, me tomo bastante tiempo para recuperarme. Y así seguí por varias clases. Nadando como loca a toda velocidad y parándome después de cada vuelta hasta recuperar el aliento.

 Hasta que un día el profe me detiene y me dice: ¡Isabel te falta cadencia!

 ¿Qué es eso?

 La cadencia es el ritmo para continuar hasta el final.

 Wowww!! Fue una completa revelación para mi darme cuenta de que no sólo en la natación sino en la vida entera me falta cadencia.

 La propuesta hoy es que te observes, observes tu lista de propósitos que si tuvieras cadencia ya estaría casi terminada en noviembre y si no fuera así, que te des la oportunidad de distribuir la energía en el tiempo total del proyecto, para integrar la cadencia a tus sueños y así asegurar su manifestación.

 Besos con cadencia,

Isabel

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